Hoy, 18 de julio, he cogido unos de mis antiguos álbumes de fotos de las tardes de té para recordar, cierro mis ojos y sonrío.
Toda mi vida hemos tenido invitados en casa, es cuestión de cultura. Hace más de 38 años que comencé a prepararles y servirles el té con sus pastas, más de 22 ofreciéndolo por internet y es bien cierto que es más difícil servir que ser servido.
Cuando pienso en las horas que he destinado a las tardes de té, considero que es un tiempo muy bien empleado para lo más valioso que tenemos, la vida. Al igual que en el cuento del Principito, también me siento responsable de mi rosa, es lo que la hace importante. Desde mi óptica personal puedo decir que ha sido una gran experiencia, muy interesante para evolucionar como ser humano, conocer y valorar todo lo vivido a lo largo de este gran ciclo.
Cumplo 75 años, me siento bien, como siempre positiva dado que la queja no sirve de nada. Cuando medito sobre lo que me gustaría hacer en mi mente se proyecta lo que he hecho siempre, compartir y celebrar mi cumpleaños con la familia y los amigos. El año pasado fue en París, con mi hermana y unos amigos. Me encanta la capital de Francia, con tantos museos, parques, monumentos, Notre Dame…
El anterior en Florida, en el Rancho de mis primos Gloria y Russell, en un almuerzo inolvidable con muchas personas que me obsequiaron regalos como si fuera una niña pequeña. Pero este año un nuevo actor ha hecho acto de aparición en la escena, el coronavirus. Una oportunidad para estar aquí, en casa, en las Islas Afortunadas, concretamente en Gran Canaria. Justamente es como me siento, afortunada y querida, un resumen de lo que ha sido toda mi vida.
He de ser realista y optimista, ya que con los años vemos desaparecer la juventud. No debemos ponernos tristes pensando en ello, al contrario. Hay que aprovechar la experiencia para que sea útil a los demás y a uno mismo, hacer lo que se nos quedó atrás como leer todas esas obras pendientes, visitar lugares cercanos pero también a otros más lejanos, recorrer los Parques Nacionales y del extranjero… la Luna si se tercia. Hasta que llegue el viaje que tenemos todos programados desde que nacemos, la última aventura.
Uno aprende a vivir como si no fuera a morir y esta es mi reflexión del té de hoy. Como nos recuerda el conocido filósofo francés Michel de Montaigne: “No me importa tanto lo que soy para los demás como lo que soy para mí mismo”. Si vivimos como quieren los demás, eso indica esclavitud. No podemos ser prisioneros de nada ni de nadie. Por favor sean felices, no lo olviden, en algún momento nos reuniremos en una fiesta.
"No me importa tanto lo que soy para los demás como lo que soy para mí mismo”.
ResponderEliminarBravo bravísimo Vicky.