Había una vez
un anciano labrador que cultivaba la tierra y tenía varios hijos jóvenes que se
llevaban mal entre sí. Un día, los congregó a todos y mandó traer una porción
de varas. Haciéndolas sonar, preguntó cuál de ellos se atrevía a romperlas. Uno
tras otro, se esforzaron por lograrlo, pero ninguno pudo conseguirlo. Entonces
el padre, con la experiencia de la vida, desató el haz y, tomando las varas una
a una, les mostró lo fácil que era partirlas. Rápidamente les dijo: "De
esta manera, hijos míos, si están todos unidos, nadie podrá venceros, pero si
están divididos y enemistados, el primero que quiera haceros mal los
derrotará". Esta es una fábula muy antigua, pero que nos deja un mensaje
muy actual: la unión hace la fuerza.
En nuestro mundo, que avanza a una velocidad vertiginosa por la senda del egoísmo y la ambición, no debemos pensar que es imposible lograr un planeta limpio de contaminación. Sabemos que un grano no hace granero, pero sí puede ayudar al compañero. “Crisis” es una palabra heredada de la Grecia antigua y significa “elegir”. Si no hacemos las cosas bien y unidos, las consecuencias serán evidentes. La Naturaleza, con su poderío, nos recordará que está aquí, y los humanos recogerán las consecuencias. La Tierra se regenerará por sí misma. ¡Qué poco responsables somos! No sería justo generalizar que todas las personas son soberbias, avaras y sin conciencia. Hay seres humanos que han perjudicado al planeta con sus malas acciones en busca de dinero, movidos por un sucio poder de ingratitud hacia la Tierra que nos da sustento a todos los seres vivos.
Como me decía un gran amigo: “Nadie se va de este mundo sin pagar sus deudas”. Incluso en el caso de que no las paguen, los herederos lo harán sin culpa alguna. Y eso duele mucho más.
Hoy, 22 de abril, es el Día de tu cumpleaños, Madre Tierra. Felicidades de tus hijos que te respetamos y amamos también te damos las gracias por la vida. Os dejo con el trino de los mirlos en el Parque al amanecer y la reflexión de que nunca es demasiado tarde en todos los sentidos.
La responsabilidad recae en cada uno de nosotros.
Hoy quisiera recordar a los tres hombres que recibieron el Premio Nobel por sus descubrimientos sobre las causas que motivaron el agujero en la capa de ozono antártico. Hablamos de Mario Molina-Pasquel Henríquez, Frank Sherwood Rowland y Paul J. Crutzen. Sin sus investigaciones quién sabe dónde estaríamos ahora.
