viernes, 4 de noviembre de 2011

El té y la isla de plástico




En el año 1997, cuando regresaba de una competición de vela en Hawái, el oceanógrafo Charles J. Moore descubrió una inmensa masa de residuos en el Pacifico Norte, situada entre los Estados Unidos y Japón con una extensión de 700.000 kilómetros cuadrados, descubriendo la isla de plástico.

La mayoría de la gente no la conoce. Esta isla, como comprenderán, no tiene nada de paradisiaca. Cada año se arrojan al mar más de 10 millones de toneladas de plásticos que generamos los seres humanos.

No existe ningún lugar donde no encontremos residuos de tal naturaleza.

Las grandes mareas van transportando la basura que se deposita en el mar.

Más de 300 especies son víctimas de ello. Llevamos 60 años consumiendo plásticos, sin control Y ya somos 7.000.millones.

A nivel individual la mayoría de los habitantes de nuestro amado planeta somos responsables de este hecho. Muchos pensamos “esto no va conmigo”. Pero tenemos el deber de proteger el medio ambiente por encima de todo.

Tú manchas, tú limpias. Tú contamina tú enferma. Tú colabora, todo va bien. No podemos ignorar ni rechazar la realidad.

Cada año en todo el mundo se producen 100 millones de toneladas de plástico de las cuales un 10% termina siendo vertido en el mar sin contar los residuos radioactivos.

Es un grave problema ya que sus moléculas quedan flotando y terminan incorporándose a la cadena alimenticia. “Los plásticos absorben contaminantes y liberan químicos que van a parar al pescado que comemos”, explica el científico Marcus Eriksen, del centro de investigación marino Algalita.

El 45% de las crías de albatros y gaviotas mueren por ingesta de plásticos. Sus madres creen que son semillas. La consecuencia es una vez más la desaparición de las especies.

Reciclar es una necesidad, un signo de inteligencia y de progreso.

La actitud del hombre hacia la Naturaleza varía de un país a otro, de una cultura a otra. La forma de manifestarse es la que determina. En la reserva de Apyterena los indígenas tienen una idea del valor de la Naturaleza. Ellos dicen, “Los blancos no saben lo que es importante para la vida. Están destruyendo la Amazonia y sus vidas, pues el bosque, la pacha mama es fundamental para todos. Gritan: No queremos dinero, si árboles”. La Naturaleza no engaña, es tenaz lo que hace es dar vida.

Lo que hacemos hoy con la madre Naturaleza tendrá eco en un futuro. Necesitamos aire puro para respirar, agua sin contaminar para beber y tierra fértil para sobrevivir Si esto no se logra el hombre entonces tendrá que afrontar su destino sin protestar.

Las energías negativas como las positivas que generamos en todos los niveles no se destruyen, se heredan.

Debemos estar alerta ante el perjuicio medioambiental que conlleva la existencia de la isla de la basura y tomar verdadera conciencia del riesgo real que representa, del que no está excluido el hombre.

A todos nos gusta acercarnos al mar y disfrutarlo limpio y cristalino.

Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la Naturaleza y los animales.”

Víctor Hugo.

Mis energías van destinada a Charles J. Moore y Marcus Eriken y todas las personas que dan a conocer estos hechos para cambiar el mundo.

Las Palmas de Gran Canaria a 3 de noviembre de 2011