martes, 10 de septiembre de 2013

Una mirada al pasado


 
Después de 33 años aún conservo en mi retina la imagen de sobrevolar la ciudad de El Cairo de noche, con las pirámides iluminadas.

            El visitante que llega a Egipto y que se acerca a los monumentos quiere percibir sus roces, sentir la energía de los antiguos faraones y oír las voces que surgen de cada rincón de las piedras, pisar la tierra por donde pasaron tantas gentes. En este entorno uno parece que vuelve a esa epoca.

Tomar un té navegando en una falúa en el Nilo “produce” una sensación de vértigo. Un ancestral río que rebosa historia, fuerza, energía, vida y misterio. Siempre he tenido intención de volver y sentir en mi piel toda esa energía que se acumula por todas partes. Aquí no puede terminar mi sueño de esta etapa de mi vida ni puede ser Egipto un viaje del pasado. Hoy hay que esforzarse por vivir la vida en paz, sin miedos y mirar hacia adelante a cada paso que damos.

¿Qué dejaremos nosotros para la Historia? Hoy contemplamos los restos de la civilización de los antiguos egipcios,  ¿pero qué hemos aprendido? Nos dejaron una herencia milenaria, las inolvidables pirámides, los templos de Karnak y de Luxor, el majestuoso Abu Simbel con sus gigantescas estatuas… y una vez en su interior se te corta la respiración de ver tanta grandeza y la imaginación hace su aparición. Disfruté mucho en el Museo de El Cairo, en fin a cada paso que daba.

El ser humano desde que descubrió su capacidad de levantar el brazo contra su semejante se sumergió en su laberinto interior y sigue perdido al día de hoy por el egoísmo y la avaricia. Las guerras y el sufrimiento han acompañado a los humanos desde todos los tiempos. ¿Es esto la evolución y el desarrollo humano?

Tenemos la obligación de abrir vías para llegar al entendimiento global, tan necesario para vivir en paz.

Siempre fui una enamorada de Egipto y me duele el sufrimiento de su pueblo.