jueves, 9 de diciembre de 2021

El té de Navidad 2021

 

Con una taza de té volvemos, una vez más, a este espacio de encuentro. Fue Carlos V quien dijo que en su reino nunca se ponía el sol. Salvando las distancias, pienso que en esta tarde de invierno el astro rey, cargado de energía, seguramente se encuentre iluminando nuestros corazones con el objetivo de reflexionar. Como bien sabemos, aunque se nos suela escapar, siempre hay una razón para todo en la vida.

Cada año que pasa, observamos y experimentamos con mayor frecuencia los problemas producidos por el impacto del cambio climático en múltiples sociedades. El interés por la Naturaleza parece un sentimiento exiliado de nuestras vidas. Grave error. Como los anteriores, dicho cambio fue llegando de forma lenta pero progresiva y la pregunta sería ¿qué podemos hacer a estas alturas?

En numerosas ocasiones hemos comentado en este mismo blog aquello que venían indicando todos los parámetros recogidos por los científicos e instituciones como la ONU. Nos referimos a esa máxima que señala que tenemos que cuidar la Naturaleza, ya que de no hacerlo las consecuencias las íbamos a pagar entre todos. Mientras me pregunto en qué lugar quedó la empatía y emotividad del ser humano hacia su entorno, un pasaje del El Principito acude a mi mente. Su protagonista decía: júzgate a ti mismo, así se ve el propio comportamiento del ser humano. Toda una lección del gran de Saint-Exupéry. De ahí que necesitemos de una conciencia universal, esa que comienza por nosotros mismos.

Si las manifestaciones en las calles vienen a representar la pulsión social para los gobernantes, como sabemos, tristemente, en la reciente Cumbre de Glasgow no se alcanzó un verdadero acuerdo global. Un rápido vistazo al histórico de las veinticinco cumbres anteriores, nos lleva a conocer cuál sería su resultado. Y en este sentido la Historia volvió a mostrar su cara más amarga. Una oportunidad perdida para algunos, un avance, aunque mínimo, para otros. Ciertamente solo para unos cuantos y, es que las conclusiones finales prácticamente estaban escritas antes de comenzar.

En el agua no hay sombras. Seamos claros. El té de Navidad trae hoy una pregunta comprometida ¿Cómo respondemos cada uno de nosotros o nosotras respecto a la Naturaleza? Desde mi humilde posición, considero que tenemos que actuar y hacer bien las cosas, aprender el valor de reciclaje y no contaminar es fundamental si queremos tener un futuro sostenible y saludable. Pequeños gestos que nos darán grandes resultados a poco que nos esforcemos. La realidad más inmediata es que estamos sobresaturados de plásticos y microplásticos, de pesticidas y otros similares que tienen un enorme impacto negativo en el mar, así como en el aire que respiramos. Y en ese sentido puede decirse que la Tierra en la que sembramos, cultivamos y que nos proporciona los alimentos, está infectada.

La Comisión Europea ha alertado de que el 14, 1% del agua subterránea de su territorio supera los límites de nitratos, algo que pone en riesgo la salud, los ecosistemas y la economía. Debemos de hacer frente a aquellas compañías y políticas que se alimentan con nuestro dinero para enriquecerse a costa de degradar y contaminar el medioambiente. ¡Queremos Naturaleza, no basuraleza! A modo de ejemplo volver al cristal y reducir el consumo de plásticos es una de las vías. Nuestros ascendientes lo usaban y casi podríamos decir que estaban más sanos que hoy en día. Ciertamente se empieza desde abajo y ahí es donde comienza nuestro trabajo. A los niños y niñas hay que educarlos desde pequeños en los valores y en la Ecología, ya que lo que se aprende desde esas edades se interioriza para toda la vida. Decía un poeta: Vivamos hoy, mañana ya veremos.

Quisiera hacer mención al problema del Mar Menor (Murcia). Lo visitamos en 1964 y disfrutamos viendo un entorno lleno de vida y en calma. Hoy día la especulación inmobiliaria, los desechos humanos junto con otros residuos, en definitiva la mano del ser humano, ha fructificado en una elevada tasa de contaminación. Un destino fatal que podría ser su absoluta condena. Una combinación que incluye a toneladas de peces muertos en la arena, aguas cargadas de metales pesados y las autoridades que optaron por otros intereses a lo largo de los años. Este es el mañana que decía el poeta y ¿qué tenemos? una tragedia ecológica.

Vivimos tiempos inestables. Un escenario por el que la humanidad ya ha pasado en ocasiones anteriores, pero entonces no tenían la tecnología ni los medios para poder solventar los problemas que nos acucian en estos momentos. Extrañamente, a pesar de contar con la capacidad para hacer frente a dichas problemáticas, lo que podemos percibir es que no aprendemos.

Como especie parece que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. Por la avaricia, ¿qué pretendemos de la Tierra? ¿Que sea más pobre cada año, quizás?, ¿y nosotros?, ¿con qué cara nos vamos a quedar cuando se acaben sus recursos naturales? ¿Qué estamos creando para las futuras generaciones? ¿Acaso la humanidad no tiene la suficiente inteligencia como para lograr el éxito en sus acciones y construir un mundo mejor?

Os deseo paz interior y salud, la mayor riqueza que podemos tener para hacer duradera la vida y la alegría de la Navidad. En estos momentos nuestro corazón y generosidad está con la isla de La Palma, perla del Atlántico, con el anhelo de que vuelvan a brillar como antaño.

Dejo la puerta entreabierta para que continúen saboreando su té, hay mucha variedad para los entendidos. Como cada año, es un placer invitar a más gobernantes con el preciado líquido.

Hoy las tardes de té se visten de gala para mandarle nuestras energías y mi cariño a su Alteza Real la Princesa Leonor, deseándole todo lo mejor en su formación como la futura jefa del Estado.

Feliz Año para todos.

 

viernes, 15 de octubre de 2021

El Volcán de La Palma, 2021

 

Buenas tardes, amigos.

Hoy el té es agridulce. Debo comenzar estas líneas con una reflexión que hemos escuchado en numerosas ocasiones, pero no por ello es menos acertada: nunca se sabe las vueltas que da la vida. Una mañana nos levantamos y podemos observar que a nuestro alrededor el escenario ha cambiado de forma súbita. Una situación a la que tristemente asistimos en directo, en estos momentos, en ese rincón del Atlántico que es La Palma.

La bien llamada isla bonita, perla valiosa del Atlántico, que siempre ha brillado y brillará por sí misma… a pesar de las dificultades. Un territorio insular que te atrae y te seduce cuando, por primera vez, la visitas y que te hace volver.

El 19 de septiembre sus ciudadanos temblaron. Después de cincuenta años de calma un nuevo volcán rugía, se desperezaba y se asomaba por el horizonte. Desde hace unas semanas sus habitantes están inquietos y no pueden ni siquiera dormir por el tronar del cráter destructor. La zona Sur se encuentra en parte devastada y verla resulta sombrío, quemada y ennegrecida por la lava que corre a su antojo. A lo que se añade la omnipresente ceniza y la angustia por desconocer la fecha en que llegará a su fin este proceso eruptivo, pero su tierra es mucho más de lo que hoy vemos.

La Palma es singular y extraordinaria por su gente, amables por naturaleza y muy trabajadores. Y debemos de reconocerles, además, una virtud, la confianza en sí mismos, esa gran capacidad que les da fuerza ante la adversidad. Para comprender su compleja alma isleña, hay que entender primero su historia, su cultura, su nobleza. Buen ejemplo de esa raigambre lo podemos encontrar cada lustro en la popular Danza de los enanos, que desde 1905 se celebra como la conocemos en la actualidad, pero cuyos orígenes se remontarían a 1676 con la celebración del Corpus Christi. O su extraordinario Astrofísico, conocido en todo el mundo, que tuvimos la suerte de visitar hace años. Una maravilla de la ingeniería y de la tecnología.

Y, por supuesto, no podríamos dejar de lado uno de sus principales motores económicos como es la agricultura, esa que se ha visto afectada por la erupción y tristemente visibilizada en las plataneras. Unos cultivos que eran un placer para la vista y una delicia al paladar, que nunca han faltado en casa, ahora se encuentran dañados y oscurecidos por las cenizas. Un escenario a cuyo alrededor han surgidos retos como “Un plátano por La Palma”, con el objetivo de ayudar a sus habitantes.

En estos momentos en los que la adversidad y las coladas de lava han modificado el paisaje de la cara suroeste de la isla, la empatía con nuestros vecinos de la isla se hace más necesaria que nunca. Vamos arrimar el hombro para que sea un poquito menos pesada esa carga, si así se puede decir. Dar puede ser y será un efecto dominó para los palmeros, la ayuda es fundamental. Ellos se levantarán como antaño, hicieron frente al San Juan y al Teneguía.

Lejos de la cara negativa, la otra es la de la esperanza. Una faceta activa y positiva para las personas que no se resignan ni se derrumban. Esta es la mejor medicina para sanar las heridas provocadas como consecuencia de la erupción. No ha sido un espectáculo destinado a satisfacer a los turistas, ha sido un drama enorme. Los viajeros llegarán de nuevo para disfrutar de sus paisajes y compartir experiencias con sus gentes, siempre tan hospitalarias, generosas, serviciales, amables y alegres con quienes les visita desde el respeto. A veces la vida golpea duro como les ha pasado a ellos, pero saberlo encajar los hace más fuertes, ese es el mérito de los palmeros y mi admiración por ellos.

Todos solidarios con La Palma.

Les invito, si lo estiman oportuno, a sumarse al reto o enviar la cantidad que deseen al propio Cabildo Insular de La Palma a través de la cuenta: ES47 2100 9169 0122 0017 9456

Disponen de mayor información en la web de la institución:

https://cabildodelapalma.es/es/como-ayudar-afectados-volcan-de-la-palma

 

Muchas gracias.

 

viernes, 16 de julio de 2021

Cumpleaños 2021

 

Hola a todos.

Hoy 18 de Julio es un día especialmente significativo para mí. Para muchas personas el recorrer una larga travesía de años no les es nada fácil, sin embargo, he sido afortunada cuando lo pienso. Al volver la vista atrás, considero que mi niñez fue de lujo, con una adolescencia feliz, un matrimonio excelente y una familia que quiero. Como manifesté en mi Web hace años, me encanta la comunicación y surcar los mares del futuro.

Desde que nos dimos el sí quiero, Francis y yo, un 8 de agosto de 1965, comenzamos a navegar juntos y abrir los ojos a los peligros del mar de la vida. No teníamos experiencia.

Tristemente inició su andadura hacia el Oriente hace ya cuatro años, pero siempre será querido y recordado porque sigue entre nosotros. Fue un hombre inteligente, generoso una bellísima persona, con buen sentido del humor y un gran Capitán que controlaba las máquinas como responsable de asegurar la nave, a mí me dejo el timón con el que vengo navegando sin descanso. Los dos pilotábamos con rumbo fijo, mirando de antemano la hoja de ruta, buscando siempre una masa de agua en calma y siempre necesaria. Tres años después nos sorprendió la llegada de nuestro hijo Daniel y dos años más tarde la de Sergio que fueron uniéndose a la tripulación como nuestros mejores Cadetes y estamos orgullosos de ellos.

Con los años la tripulación se amplió, rebosante de familiares y amigos, como en la célebre escena del camarote de los hermanos Marx de Una noche en la ópera (1935). El velero es tan grande que a veces nos vemos en la cubierta. Desconocía que el gran océano de la existencia me reservaba, a mis 57 años, una herencia sorprendente, tres canceres que me acompañarían a lo largo del tiempo. En esos años las aguas comenzaban a estar embravecidas, con olas gigantescas que generaban un gran pavor. Francis me miraba asustado al tiempo que pensaba: el barco se hunde. Yo sonreía para darle ánimos y le decía: todo pasará ya lo verás.

Una mañana, después de meditar y visualizar el futuro, le dije a la tripulación: izad las velas que vamos a navegar seguros, mirando al frente, oteando el horizonte para combatir al reto que nos espera.

Es cierto que no hay nada más sorprendente que la propia vida. Y me aferré al timón con firmeza y coraje por mi objetivo. Y lo hice como ese pájaro que, aunque cansado, se posa en una rama conocedor de que por débil que sea su tronco, estará seguro. La fuerza de sus alas le permitirá, en cualquier momento, echar a volar. Pues bien, para luchar, acudimos con acierto como en otras ocasiones, al mejor sistema que tenemos y valoramos en España para la salud de sus habitantes: la Seguridad Social. 

Concretamente al Hospital Dr. Negrín en Las Palmas de Gran Canaria, donde la profesionalidad, el esfuerzo y la responsabilidad de los equipos médicos que allí trabajan hicieron el milagro. La primera vez el Dr. Gonzalo Gómez y las otras dos intervenciones a cargo del Dr. Hernández Romero. Hoy sonrío feliz porque ambos son personas entrañables para mí, ya que me han dado la oportunidad de seguir cumpliendo años. Hoy tengo 76 veranos... ¡Qué lujo!, no hay mejor regalo que la VIDA. 

Esta es mi reflexión.

Las fotos son del último cumpleaños en París con mi hermana