jueves, 18 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
1914 en el recuerdo
En la Navidad de 1913 todo parecía estar en orden: risas, dulces, regalos, fiesta. Pero más allá del sonido alegre de las campanas anunciando el nuevo año, un silencio inquieto se cernía en el ambiente. No podían imaginar el destino que le esperaba a tanta juventud. Una gran y nefasta sorpresa estaba por llegar. Mentes de gobernantes locos y ebrios de poder manipulaban para tener el control de todo. La barbarie de la primera guerra mundial sería un preámbulo de la segunda. Un siglo después de los hechos, vemos que el ser humano sigue vagando y asfixiándose en la avaricia del poder.
Las experiencias de las guerras sólo la pueden contar
aquellos que la vivieron y ya no están. Nosotros tenemos que mantener viva la memoria, ya que la
historia no admite más errores. De qué nos sirve la inteligencia si nos
destruimos mutuamente.
En el siglo XIII, en China, usaban proyectiles con pólvora en
cañas de bambú. Son las guerras tan viejas como el mundo. Tito Livio, en el
siglo III a. C. dijo: “Es mejor y más segura una paz cierta, que una victoria
esperada”. No aprendemos...
Las armas han evolucionado mucho en estos cien años. Fue en
el siglo pasado cuando más bombas cayeron sobre la tierra, vistiendo de luto y
sufrimiento a millones de madres.
La Humanidad no se merecía esa masacre. Las armas son un rico
maná para nutrir el poder de los gobiernos, pero esa mala energía queda
atrapada en el tiempo. Es un ejército invisible, con mucha fuerza que no se
destruye jamás... Con un arma el hombre se crece, sin embargo la palabra es la
médula de la vida y ésta no existe.
A pesar de nuestros avances tecnológicos en este principio de
milenio, no hemos crecido en humanidad ni en sentido común.
Nada ha cambiado, solo tenemos que ver la multitud de guerras
olvidadas que persisten en nuestro mundo hoy en día.
No podemos huir de esta realidad.
Siempre hay que abrir vías para llegar al entendimiento ya
que solo estamos de paso por este bello planeta azul.
La vida nos trae a este mundo y ella se encarga de llevarnos
a todos sin distinción de clases ni credos. Ni el poder más grande ni el dinero
nos sirven de nada.
Esa es la mejor democracia.
Todos sabemos que ningún bien vale tanto como la vida, la
libertad y la salud. La mayor de las tres, la vida que hay que respetar.
Tenemos que replantearnos la condición humana y saber a dónde
nos dirigimos.
¿Llegará el hombre a entenderse a sí mismo o es que no damos
para más?
El mundo se enfrenta en este siglo a una serie de retos: el
cambio climático, conservar la Naturaleza, la lucha contra el hambre, el
desarme nuclear, las epidemias… Y alcanzar la paz global que será el mejor
legado que les dejemos a las futuras generaciones.
¿Es difícil? Sí. ¿Es posible? También.
Las guerras siempre sacan lo peor del ser humano y hacen
avanzar la muerte. La paz protege y sigue feliz a la vida.
Confío en que a lo largo de estos años las conciencias se
iluminarán como árbol de Navidad y la Luz resplandecerá venciendo a la
oscuridad. El futuro no puede ser confuso. Hay muchas cosas que ver, sorpresas
agradables que vivir y contar en 2114.
La historia del ser humano siempre continuará su camino y el
reloj del tiempo seguirá con su tic-tac.
Hoy recordamos a los valerosos soldados de todas las
nacionalidades que nos dejaron en la flor de la vida en las dos guerras
mundiales y a millones de familias anónimos, víctimas de estos tristes
acontecimientos.
Cada país escribe su
historia y cada ser humano que perdió su vida la dejo sin terminar.
Este té, un año más da la vuelta al mundo felicitando la
Navidad y el Año Nuevo.
Nuestras energías y mi cariño para mi amigo Tony Mena,
superviviente del bombardeo de Pearl Harbour, a sus 95 años y con una gran
memoria histórica. Vive feliz en Florida junto a su esposa Jeannine.
Como siempre LINCA Litografía Insular Canaria nos ha
obsequiado un año más con los tradicionales marcadores de páginas.
jueves, 7 de agosto de 2014
Bazar de Omar
martes, 15 de julio de 2014
La escuela italiana
Mi visita
este año a la escuela Italiana de Tánger, que fue en su inicio el palacio de
Muley Hafid. Tengo que agradecer la atenta gestión de la señora Elena del
Sorbo, secretaria de las dependencias consulares italianas en Tánger que nos
facilitó la mencionada visita así como a nuestro guía. El conserje que nos
atendió con toda amabilidad.
La
añoranza es lo que nos lleva a recordar e ir a donde vivíamos, estudiábamos,
siendo una parte muy importante de nuestra vida. Tuve que contener el aliento
al regresar a mi escuela, no así las lágrimas. Hoy solo tengo contacto con una
compañera de clase, África Frontana que vive
en Brasil y que encontré afortunadamente a través de la red. Si alguna de las
compañeras que figuran en estas fotos, que conservo con todo cariño, se
reconoce, me gustaría mucho saber de ella.
viernes, 11 de julio de 2014
Recuerdos
Una mirada
hacia el recuerdo… Hoy como ayer estoy unida a mis emociones con la mirada
puesta en el pasado que tiene el privilegio de dejarnos en la mente el
recuerdo. Los tiempos de nuestra infancia son siempre buenos en el momento que
uno los pueda recordar. El tiempo no se detiene, es la mayor realidad que
tenemos.
Esta foto
con mi familia, mi madre, mi hermana, mis tíos y prima, fue tomada en Tánger en
el año 1950 en el mismo lugar, que las siguientes, en esta nuestra última
visita lo que me ha hecho sentir de nuevo esos momentos.
martes, 1 de julio de 2014
Nuestra ciudad natal
Volver a
Tánger ha sido un viaje, después de años sin poder hacerlo por motivos de
salud, estimulante y gratificante.
En mi
vida pesan más las raíces que las alas. La felicidad en mis ojos no ha sido un
espejismo, sino la dicha de reencontrarme
con mi ciudad natal. He tenido la fortuna de nacer en Tánger. La suerte, casi
siempre, hace bien las cosas.
Cuando
uno viaja no debe imaginarse lo que dejo atrás, ni lo que va encontrar porque
siempre resulta diferente. Tánger
es una ciudad llena de contrastes, ese es su atractivo.
El
encanto de sus gentes, lo abigarrado de sus antiguas calles, sus zocos, sus
tiendas, la magia de antaño y la de hoy, impregnan toda la ciudad.Tánger
es como nuestro corazón, nos pertenece.
Para
los tangerinos es nuestra joya de la corona. No es
una ciudad de paso, hay que verla y sentirla, disfrutarla y volver una y otra
vez.
Viajar
implica conocer gentes, lugares, gastronomía, arquitectura etc. Así
entenderemos que existen otras culturas, la diversidad que nos abre los
horizontes.
Gocen
de la vida, los viajes, la familia, los amigos, todo el entorno que tengan ya
que cada día es un milagro.
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