Volver a
Tánger ha sido un viaje, después de años sin poder hacerlo por motivos de
salud, estimulante y gratificante.
En mi
vida pesan más las raíces que las alas. La felicidad en mis ojos no ha sido un
espejismo, sino la dicha de reencontrarme
con mi ciudad natal. He tenido la fortuna de nacer en Tánger. La suerte, casi
siempre, hace bien las cosas.
Cuando
uno viaja no debe imaginarse lo que dejo atrás, ni lo que va encontrar porque
siempre resulta diferente. Tánger
es una ciudad llena de contrastes, ese es su atractivo.
El
encanto de sus gentes, lo abigarrado de sus antiguas calles, sus zocos, sus
tiendas, la magia de antaño y la de hoy, impregnan toda la ciudad.Tánger
es como nuestro corazón, nos pertenece.
Para
los tangerinos es nuestra joya de la corona. No es
una ciudad de paso, hay que verla y sentirla, disfrutarla y volver una y otra
vez.
Viajar
implica conocer gentes, lugares, gastronomía, arquitectura etc. Así
entenderemos que existen otras culturas, la diversidad que nos abre los
horizontes.
Gocen
de la vida, los viajes, la familia, los amigos, todo el entorno que tengan ya
que cada día es un milagro.
Qda. Vicky, cada día te superas más. Eres un ejemplo a seguir para los que te leemos. Al menos a mí siempre consigues levantarme el ánimo por la vida con la sensibilidad, vitalidad, felicidad, etc. que destilan cada una de tus palabras. Gracias por ser como eres y compartir tus extraordinarias vivencias. Besos y un abrazo a "Ceaucecu" que también siempre es mi ejemplo de buena persona en lo que nos une (vuestro amigo Salvador).
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