Una vez más volvemos al té para reunirnos con su mensaje. Una comunicación directa para llegar a ese mundo interno que a veces necesita un tiempo para la reflexión, sin obstáculos, unidos solo por la conciencia.
Las Tardes de Té no están en estado de hibernación, laten y palpitan con todas sus energías y como signo de identidad, el coraje por la vida, la pasión por la Naturaleza y la ecología.
Hoy el té de Navidad comparte una sola alma, un alma inmensa y generosa, es nuestra madre Tierra que esta tan viva como nosotros, sus hijos. El respeto que le debemos es un listón que todos tenemos que alcanzar.
Víctor Hugo dijo “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo".
El cambio climático ha llegado lento y seguro para quedarse. Estamos viendo como cada año los problemas son más frecuentes. La actitud humana tiene una clara incidencia sobre el clima debido al uso de combustibles fósiles. Pienso que ha habido un gran vacío en las psiquis de los gobernantes que se tomaron a la ligera lo del clima hace años.
Es ahora cuando se ve el gran problema que tenemos y que tendrá en el futuro la humanidad. La riqueza y el estatus no significan nada a la hora de las consecuencias. Cuántas preguntas y fracasos en el tiempo pero sin respuestas válidas. Un esfuerzo común de las conciencias de los gobernantes y la sociedad civil lo cambiaría todo de forma beneficiosa.
Aristóteles dijo: "Los gobernantes solo tienen que codiciar riquezas como el honor, la nobleza y la gloria". Si cuidamos la Tierra ella hará lo mismo. Es la única que nos alimenta sin contaminación.
Si el ser humano desapareciera ¿quién lo echaría de menos?, la respuesta es bien fácil, nadie.
Si los arboles desaparecen nosotros lo padeceríamos ya que iríamos detrás.
La vida siempre conquista a la Naturaleza no al ser humano. Los árboles y las plantas son las arterias que nos mantienen a todos los seres vivos. No podemos destruir lo que nos da la Naturaleza a cambio de nada.
Ella tiene su propia ley que se basa en su fuerza. ¿Se dan cuenta cómo avanza sin necesidad de reflexionar?. Sin ella no somos nada y menos contra ella.
El niño una vez deja de alimentarse de su madre comienza a nutrirse de las vitaminas y de los frutos de la Tierra.
Los humanos quemamos los bosques, contaminamos los ríos, el mar el aire, despreciamos el medio ambiente para vivir erróneamente y otro lo hacen, sin conciencia, para enriquecerse.
Si agotamos los recursos ¿qué nos quedará?.
El olvido del campo, la contaminación ¿es acaso el progreso?. La conservación es tan importante como el desarrollo. Cuando tomamos una manzana, vemos una pequeña semilla, un diminuto hueso ¿nos paramos a pensar en su evolución, la vida que lleva dentro?. Está comprobado que viendo crecer una semilla fluye lo mejor del ser humano y a los niños se les despierta la curiosidad y el vínculo con la Naturaleza. En otras culturas “menos avanzadas" se les enseña el valor de las plantas y sus beneficios. La cultura de la Naturaleza es bien patente en el Royal Botanic Gardens de Kew, Surray (Inglaterra), el Real Jardin Botanico de Madrid o el Jardin des Plantes de Paris y en tanto otros lugares.
Con tanta tecnología nadie ha podido crear una semilla. El secreto de la supervivencia está en ella y de ellas surge la magia de la vida, no del oro.
La Bóveda global de semillas de Svalbard en Noruega es el Arca de Noé del siglo XXI.
Por tanto las semillas tienen la vida segura, los humanos tortuosa por el poder y la avaricia. El hombre piensa que cuanto más tiene más vale pero no. Rectifico, cuanto más sabe más vale.
En el idioma de querer y tener todos estamos de acuerdo, el de hacer solo tiene confusión.
Hoy día el ser humano conecta poco con las energías naturales. No va por la esencia, sino por la evidencia y asombra con los avances tecnológicos pero desconcierta con su actitud auto destructiva. Esos son sus valores.
¿Dónde ha quedado la sensibilidad, el espíritu del hombre?. Vivimos tiempos de confusión.
Antiguas civilizaciones y culturas han terminado en los museos a su mayor gloria y nos han dejado vestigios y enseñanzas de su paso. Pero ¿dónde quedara la nuestra? Los humanos solo nos vamos con lo vivido, nuestro cuerpo como el oro es parte de la Tierra, nada nos pertenece, solo el tiempo y es de paso.
Sorbito a sorbito voy terminando el té. Aunque cojamos agua con ambas manos nos dura poco. Solo queda la humedad. Y cuando pasa el tiempo, se seca. No hagamos secar la Tierra. En ella tiene que lucir el azul del cielo y el verde esperanza en el suelo, no el marrón. Recordemos la regla de las tres erres: reducir, reutilizar, reciclar.
"Aún si supiera que mañana el mundo se habría de desintegrar, yo igual hoy, plantaría mi manzano"
(Martin Luther King)
Feliz Navidad
Las Palmas de Gran Canaria, Diciembre 2015
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