lunes, 3 de diciembre de 2018

Té de Navidad 2018



Eran las nueve de la mañana de un día de primavera. Miraba el horizonte como cada día, esa línea recta tan perfecta que separa el cielo y la Tierra. En mi mente bullían muchas cosas e intentaba desgranar algunas que sentía y percibía. No era fácil. Entre el cúmulo de ideas pensaba qué tema podría mencionar en las Tardes de té. De repente, una abeja solitaria se acercó a los geranios del balcón.
Me quedé observando cómo merodeaba alrededor de las plantas. Entonces entendí que ese sería el tema: las abejas. Después de unos segundos, sonriente, le di las gracias por su visita tan oportuna. Con un suave toque la distraje y la dejé partir, no sin antes hacerle un guiño de complicidad. Ella ya no está, pero su espíritu sigue aquí dándome fuerza y coraje.
Hay que tener sensibilidad para captar los mensajes que están a nuestro alrededor y mucho más allá. Es natural en el ser humano, un valor que se acaba perdiendo con la comodidad de la tecnología que va haciendo desaparecer nuestra esencia.
El Té de Navidad es un lugar de encuentro cada año. Comienzo recordando a este pequeño insecto de unos dos centímetros, que es un gran regalo de la Naturaleza. Con el nombre científico se la conoce como Apis mellifera. Las abejas hasta ahora se consideraban perfectamente adaptadas al medio, hoy se enfrentan al peligro de la extinción y, como consecuencias, nosotros iríamos detrás. Llevan en la Tierra entre quince o veinte millones de años desde el Mioceno, mucho antes de la aparición del ser humano. Hay más de veinte mil especies. Son muy selectas, ya que se rodean de flores, néctar, perfume, un buen ambiente. Son grandes trabajadoras codiciadas por su rica miel, jalea real, cera, polen, y el própolis que es un antibiótico natural, junto a las propiedades de minerales.
Cuando encontraron miel en la tumba de Tutankamon solo hubo que calentarla y probarla. Comentaron: exquisita. Después de tres mil años.
Con los siglos han evolucionado, sobre todo las domésticas. Es fascinante la organización de sus colmenas. La polinización es imprescindible para los alimentos. El setenta por ciento de lo que comemos es trabajo de ellas. Las abejas necesitan para sobrevivir las flores y viceversa. Los científicos están sorprendidos por el número de ejemplares que están desapareciendo alarmantemente por todo el mundo. Los monocultivos como el trigo, el maíz u otros cereales no necesitan de las abejas, de hecho, están polinizando con avioneta drones, y dicen que ahora hasta con abejas drones, pero la miel ¿quién la produce? Los abejorros son también buenos polinizadores. Incluso los seres humanos pueden polinizar a mano, como se hace, por ejemplo, con la flor de la vainilla, y por eso cuesta tan cara, pero jamás podremos compararlo con la propia Naturaleza.
Qué poco respetamos y valoramos la vida de los insectos. Cada uno cumple su función como los humanos tenemos nuestras responsabilidades con las consecuencias de lo que hacemos. Me pregunto en qué manos hemos estado y en las que seguimos estando. Por fin la UE ha decidido prohibir los insecticidas de imidacloprid clotianidina y el tiametoxam. Esta decisión contó con el apoyo de dieciséis países, entre ellos España, Francia, Reino Unido y Alemania. Los productos químicos hacen emigrar el polen y el néctar de las plantas a los insectos polinizadores y las consecuencias llegan más tarde con lo que comemos. Todo muy peligroso para la salud de los insectos y la humana, aparte de la calidad del suelo, que también se contamina. Sin olvidar tantos otros como el biscerol. Las multinacionales se han enriquecido a costa de la salud de todos y con el beneplácito de los gobernantes cuando ellos deberían ser los vigías.
He tenido la desgracia de sufrir tres cánceres, que no es poco: colon, hígado y páncreas. Se pasa muy mal y la familia sufre mucho. Hoy día, ya me ven, sigo aquí muy bien sin faltar a la cita después de veinte años, luchando y pensando en buscar otros néctares para el té. Viendo los jardines de París hace poco, cuajados de flores, sentí curiosidad y me informaron de que no se usan pesticidas ni insecticidas para no matar a las abejas. Ellas son las protagonistas de los jardines. En muchas terrazas y azoteas tienen colmenas que dan una exquisita y rica miel. Se la conoce como miel de París. Todo un lujo. También tuve el gusto de pasear con unos amigos por la campiña francesa y probar una miel exquisita del departamento de Val d’Oise que te deja un dulce sabor que tanto gusta.
Lo que comienza con una flor trae consigo muchos beneficios, es una energía que nos llega del Cosmos del Ser supremo para darnos vida como es Sol. El cambio climático y la contaminación amenazan cada día a todos los seres vivos del Planeta. Va en aumento e influye en la extinción de las abejas. Sería una gran tragedia a nivel mundial para la humanidad y el resto de los seres vivos no poder contar con frutas y verduras. Con el tiempo todo quedará reducido a la nada si no le ponemos remedio. Somos en gran parte los humanos responsables, y mucho, de lo que está ocurriendo. Un clima sin contaminación es un bien común para la salud, que nos atañe a todos.
En las Tardes de té estamos para sensibilizar a la opinión pública por el daño que se le hace a la madre Tierra. Valoremos nuestro Planeta y estos instantes que solo son nuestros, ya que no sabemos lo que nos deparará el mañana. Es así la vida y nadie puede con ella. Tenemos que reflexionar y mejorar nuestro comportamiento. Si nos armonizamos con la Naturaleza tendremos un mundo mejor con buenas energías, y si además elevamos el espíritu y meditamos, tendremos garantía de armonía universal. Si escudriñamos el futuro no está nada claro qué es lo que queremos o pretendemos los humanos.
Este Té como cada año, dará la vuelta al mundo.
Os deseo paz con horizontes de esperanzas para todos.
Felices fiestas
FIN

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