viernes, 15 de diciembre de 2017

A menos agua más conciencia colectiva





Por circunstancias de la vida, este té requiere un mayor tacto, sentimiento y reflexión. Comienzo el escrito de Navidad con una palabra básica para la vida: Agua

La conciencia tendría la prioridad de despertar lo que está latente en el ser humano, nuestra dualidad interior, aquello que en principio nos diferencia del resto de los animales. Por este motivo deberíamos coger parte de nuestro tiempo libre -por pequeño que sea- para nosotros mismos pero también para poder dejar un mundo mejor a las generaciones venideras. Se suele decir que cuando queremos algo encontramos un medio y cuando no queremos hacer nada una excusa. ¿Qué clase de conciencia prima hoy día? El que posiblemente sea el mayor problema de nuestra época, con tanta tecnología y avances, parece soslayado y desde luego no está resuelto.

El cambio climático trae consigo un aumento de las temperaturas y, como consecuencia, una disminución de las lluvias o lluvias torrenciales; un hecho que podemos observar y percibir cada vez con mayor facilidad. Son numerosas las voces que desde la década de los años setenta del pasado siglo XX vienen avisando de esta evolución y de los problemas derivados, en particular sobre cómo nos afectara en un futuro no solo a los humanos sino, en general, al resto de los seres vivos del planeta. 

Ciertamente las proyecciones son muy estremecedoras y revelan que en los años venideros habrá menos agua dulce. Los informes de varias organizaciones como, por ejemplo, el Consejo Mundial del Agua señalan que en el mundo mueren millones de personas precisamente por la falta de este líquido elemento. Un derecho universal pero por encima de todo un bien esencial para la vida…y sin embargo, son muchos quienes no tienen acceso a ella o simplemente carecen de unas mínimas instalaciones higiénicas… lo que conlleva en numerosas ocasiones procesos de contaminación. Por extensión, el riego con aguas sucias amenaza la salud de miles de criaturas.

La población mundial va en aumento y se estima que en la actualidad somos más de siete mil millones de personas. Pero no solo nosotros, todos los seres que habitamos en este planeta consumimos agua. En general, el consumo aumenta cada vez más sin que tengamos un mecanismo de control. No podemos seguir ese ritmo si tenemos conciencia. ¿Se imaginan por unos segundos una semana sin agua? ¿Cómo reaccionaríamos? 

 

     Como sabemos el ser humano puede dejar de comer durante un tiempo pero no de beber, el agua es la conexión con la vida. .Este mismo mes de noviembre se publicó que la reserva hidráulica española se encuentra al 37% de su capacidad. Ahora bien, para obtener este preciado líquido en muchos poblados de África, de la India o de Latinoamérica, etc. tienen que caminar muchos kilómetros para sacar agua de los pozos… no siempre clara.

 

Con motivo del día Mundial del agua 22 de marzo la ONU ha querido destacar que para llegar a producir una manzana se necesita 70 litros de agua, un tomate 13 litros, un kilo de trigo 1.300 litros, un kilo de carne 1.500 litros y una taza de té 30 litros. Los desiertos avanzan y los glaciares retroceden como han hecho siempre… pero no sería hasta la Revolución Industrial que llegaría el aumento de la contaminación medioambiental, el precio a pagar por este avance sería ayudar a modificar los ciclos climáticos de la Naturaleza. En ese sentido, la mayor parte de la comunidad científica está de acuerdo en que el ser humano ha influido en el aumento de los residuos de carácter industrial que están calentando de forma notable y alarmante el clima. No obstante, no debemos de olvidar que la contaminación no es un fenómeno nuevo. Basta con recordar a modo de ejemplo que un estudio publicado en 2012 en la conocida revista Nature concluía que la producción de metano, gas de efecto invernadero, sería bastante elevada en torno al 100 a.C., es decir, durante la expansión de Roma y que habría disminuido alrededor del 200 d.C. cuando el Imperio ya estaba en los inicios de su decadencia. El metano habría sido liberado a la atmósfera cuando los romanos incendiaban los bosques con objeto de despejar terrenos de cultivos y ampliar las áreas de asentamiento o construir las fortificaciones. Por no mencionar que ya el Derecho Romano legislaba contra la propia contaminación medioambiental, como en el caso de las lavanderías y tintorerías.

A pocas personas se les escapa que los gobernantes deberían de actuar con inteligencia todos juntos, en caso contrario el caos acabará por inundarlo todo. Curiosamente, ahora llaman al agua dulce… oro azul, más valioso que el amarillo por el que estallan muchos conflictos y batallas.

Desde la normalidad y comodidad de nuestros hogares vemos lógico abrir un sencillo grifo y esperar que salga el preciado líquido frio o caliente Sin embargo, para economizar agua habría que aunar esfuerzos. Una parte de dicho ahorro debería provenir, al menos, de las industrias y, otra, desde nuestros hogares donde tendríamos que vigilar las posibles fugas y el goteo. En resumen, el agua que consumimos inútilmente. No en vano el despilfarro se paga caro y prácticamente nadie duda que en un futuro no muy lejano la falta de agua dulce sería un factor de conflictos. Cuando bebemos no solo nos quitamos la sed, también restablecemos el equilibrio del agua en nuestro cuerpo. Hoy pongo una gota de agua en vez de un granito de arena, pero sigue reinando la armonía.

Las grandes civilizaciones surgieron al borde de los ríos. De todos son conocidos nombres propios como Ganges, Nilo, Tigris, Éufrates, Yangtsé… Ahora bien, cuando la tierra está seca, agrietada de sufrir… no crece nada. ¿Cómo vamos a compensar al Planeta de todo el daño que le estamos haciendo? Cada año se extinguen más de 20.000 especies, pero la que verdaderamente más pierde es la humana. A la vida hay que darle vida no lo contrario. La existencia es un latido, así comienza y en el último acaba. Este escrito es un paseo por mi interior. Dicen que el mejor bien es pequeño, una taza de té con unas letras en Navidad, un regalo pequeño es lo que ofrezco.

Cada año es un reto escribir sobre un tema. Sin embargo, este año en concreto es especialmente difícil. Mi querido esposo Francisco José Becerra Rubio falleció hace unos meses. Un gran ser humano de una forma de ser ejemplar, M.M. Pasado Venerable Maestro de la R.L. Abora nº87 de la Gran Logia de España. Todos aquellos que lo conocieron lo querían y lo respetaban.

Os deseo paz y salud, la mayor riqueza que podemos tener. Para terminar, ¿quién será el que beba la última gota de agua o derrame una lagrima?

Felices fiestas.

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