No resulta sorprendente que sigan
muriendo personas de forma tan desesperada en el mar huyendo de la guerra, el
hambre y la miseria, buscando la libertad y una vida digna… encontrándose con
lo contrario.
Ahora cuando en las costas del
Mediterráneo se han marchado los turistas llegan otros y nos gritan desde el
azul ultramar de sus aguas, un poco de humanidad a la sociedad y a los
gobernantes. ¡Qué sensación de vacío habrán sentido en esa inmensidad del mar,
fuente de vida! ¡Qué ironía!
La muerte no es un lugar de paso,
eso decían los antiguos egipcios. La vida es una bella y breve travesía. Todos
tenemos la obligación de respetarla para navegar felices por ella. Si tomaran
más conciencia los gobernantes, otra ola les llevaría a buen puerto.
Ellos son víctimas inocentes de la
avaricia de los tiranos, las consecuencias tarde o temprano llegarán.
Yo, como nacida en el continente africano
siento pena por el mundo que me rodea.
¿Qué ejemplo les estamos dando a las futuras
generaciones?
No hay comentarios:
Publicar un comentario