Allá cada amanecer es
como una flor en su rama, llena de vida, todo el entorno se tiñe de verde esperanza,
reafirmando mis deseos. Salgo por las mañanas a dar un paseo al encuentro de nuevas
ideas para mis tardes de té a esa hora que la Naturaleza es más intensa.
El alma de los árboles se percibe de distinta forma y nos brindan el lujo de abrazar sus energías. Es
todo un tesoro a nuestro alcance que nos proporciona las endorfinas tan necesarias
para nuestra mente, tanto como el respirar o comer.
Qué felicidad sentirse
a gusto dentro de tu propia piel, estar sana mental y espiritualmente para
afrontar el devenir diario y disfrutar de las energías que fluyen a nuestro
alrededor. Todo este paseo es una estupenda terapia que recomiendo vivamente.
Hay que ser positivo
porque de lo contrario la felicidad y la buena suerte ni siquiera nos rozará.
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