lunes, 29 de agosto de 2011

Un té por el mar Báltico


En esta época del año el sol está altivo seguro. Es verano, así que disfrutemos de la familia los amigos del mar y del campo rodeados de árboles que dan vida. Hoy me dejo llevar por la música de mi amigo el compositor Uña Ramos, afincado en París. Siento cómo fluye la energía de su música por mis poros y alimenta mi mente para revivir el viaje que realicé hace dos años por el mar Báltico, a bordo del crucero Princess Emerald.

Es un barco de ensueño, una joya preciosa con un salón de té espectacular. Desde que el hombre descubrió que la madera flotaba, una atracción fascinante lo ha hecho navegar por el ancho mar.

Hoy día, gracias a la tecnología, los barcos son seguros, cómodos, como este que navega por el Báltico en estas fechas del año bajo el pabellón del confort. Es un lujo de comodidades y atenciones que te hacen ver y sentir el orden y la profesionalidad de todos sus tripulantes. Es una belleza en decoración y un orgullo para su capitán D. Giorgio Pomata.

Nunca olvidaré esta travesía con mi esposo y mis amigos Estrella Ferrera y su marido José Ferrera que esperamos tener la oportunidad de repetir. Los recuerdos siguen navegando por mi mente. Como Herodoto, salvando las distancias, mis viajes los hago historia para las tardes de té.

El mar Báltico se sitúa al Norte de Europa y se abre al océano Atlántico a través de los estrechos de Kattegat y Skagerrak. Tiene algo más de cuatrocientos mil km2 y recibe los vertidos de una población de más de 70 millones de habitantes. Los cuatro grandes problemas de contaminación son: Los vertidos de petróleos, la eutrofización, la bio-acumulación de sustancias toxicas en cadena trófica y las descargas de residuos peligrosos. Se encuentran amenazados entre otras especies, las focas el bacalao, el marlín y algunos peces planos Son las multinacionales, las guerras, los incendios las centrales nucleares los coches etc que contaminan más y más todo ¿Qué será de este planeta azul dentro de 5º ¿años? La evolución no significa contaminación.

Lo que cada uno de nosotros hacemos individualmente por la Naturaleza, evitando la contaminación, no es más que una gota de agua en el océano, pero muy necesaria. La unión hace la fuerza. Limpiar con productos ecológicos o natural como el vinagre, limón o bicarbonato nos beneficia para nuestra salud y el medio ambiente.

Desde Copenhague hasta San Petersburgo, pasando por otras tantas capitales, no hay tiempo para perder. Tomas notas y haces fotos para vivirlos en cualquier momento. Por la noche, acostada en mi camarote rumbo a San Petersburgo, soñaba despierta. Cuántas veces vi en mi mente esta majestuosa y bella Ciudad Imperial rusa donde cada rincón y piedra te transmite sus pasos. Es más fácil conocer la historia en su propio lugar. Es de esos sueños de niña, cuando lees la vida de los zares o te cuentan los mayores sus viajes por el mundo. En esos momentos sientes, deseas y visualizas ir un día a esos lugares. Y ese día llega. Visitar el museo del Hermitage, la Catedral de San Isaac, la Iglesia de Salvador, pasear por sus calles y captar la energía de la ciudad de sus gentes y navegar por el río Neva es una experiencia única.

Recorrer de nuevo mi viaje a bordo del Princess Emerald es como el escultor que esculpe su figura dando vida a sus contornos para hacerla más perfecta.

Así fue todo.

Qué bonita palabra navegar. A navegar por la vida también se aprende, ya sea andando, oyendo, viendo y sufriendo tempestades gigantes propias y ajenas.

Pues viendo como tratamos a la madre Tierra, pienso que los seres humanos navegamos hoy día por unos océanos de ignorancia, de falta de sensibilidad, civismo e interés, y eso hace que nuestros mares sea hoy el mayor basurero del mundo creado por la mano del hombre sin reflexionar en sus consecuencias.

Tomemos más conciencia sobre lo que les estamos dejando a las generaciones venideras. Los amigos de las tardes de té somos un gran océano, navegamos por los mares internos ya que el té no impone, más bien propone.

Una de tantas cosas gratas del viaje ha sido conocer unas personas que antes eran anónimas y ahora somos amigos. Que el vapor de la taza de té se eleve y su aroma y energía naveguen para llegar a México D.F. al matrimonio Yolanda y Salvador Correa, y su bella hija Pilar. Sin olvidarme del último que abandona el barco, D. Giorgio Pomata, su capitán.

Ahora con un golpe de timón cambio el rumbo de mi interior para navegar por los mares del futuro y preparar el “Té de Navidad” que este año viene fuerte.